miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mi diputada

TANGENTE

Por Oscar Díaz Salazar

Varias son las organizaciones que han implementado programas para darle seguimiento y acompañar en sus quehaceres a los diputados federales.

“Adopta un diputado” es la frase que sintetiza la idea de los lideres de organismos intermedios de la sociedad (así les llamaban a los membretes que se asumían como mediadores entre sociedad y gobierno) de supervisar el desempeño de los legisladores.

La intención de vigilar a los diputados cobra un auge mayúsculo en la última década en la que se conjugaron los afanes independentistas del legislativo, respecto al ejecutivo, y las declaraciones de los presidentes panistas para culpar a los integrantes del Congreso por la demora en lograr el paraíso prometido que se conseguiría al sacar al PRI de Los Pinos.

La COPARMEX es una de las organizaciones que en algunos momentos del pasado reciente convocaron a la sociedad a la tarea de observar con detenimiento, analizar y divulgar las acciones y decisiones de todos y cada uno de los 500 integrantes de la Cámara de Diputados, sin importar el origen, de mayoría relativa o representación proporcional.

El ejercicio es harto interesante pues resulta que la mayoría de los suertudos que disfrutan del fuero, buenos ingresos y una serie de privilegios, como contraprestación a cumplir con 5 o 6 horas – nalga por semana en una cómoda curul, no desquitan la paga, no cumplen con la muy honrosa distinción de representar a sus vecinos en la máxima tribuna de la nación.

El detalle es que en esto de elevar el tono para reprobar a los ache diputados, pagan justos por pecadores. Las criticas se expresan en la mayoría de los casos para justificar los errores e incapacidades de otras autoridades (entiéndase Presidente o Gobernadores) y no para señalar las fallas de los congresistas.

Ocurre también que los diputados omisos, remisos - y re mensos, lo digo ya encarrerado – no sufren ni se acongojan pues no hay quien les señale sus fallas, no hay quien divulgue sus errores, no se exponen al escarnio, vaya, ni siquiera se exponen a una mirada reprobatoria de sus representados.

Nadie recuerda – porque no hay quien se ocupe de decirnos o recordarnos – la identidad de los legisladores que subieron el IVA, de los que faltaron a su promesa de bajar el IVA y los que han votado a favor de los presupuestos en los que se disminuye el apoyo a la educación y al desarrollo social.

Nadie recuerda a los diputados que aprobaron el FOBAPROA, los que decidieron negarles el beneficio de la jubilación a los trabajadores que cumplieron con el requisito que les señalaba la ley vigente en el momento de ser contratados o los que intentaron rematar el petróleo.

No hay quien señale y repruebe a los legisladores que nos aplican a los habitantes de la frontera norte un tope ridículo en el monto de las transacciones con dólares, ni a los que encarecieron el costo de los trámites para importar un vehículo, o a los que prohibieron la importación de bebidas alcohólicas a los ciudadanos de la frontera.

Gozan de impunidad total, pues ni siquiera sufren de merma en el prestigio, los legisladores que han autorizado año con año el presupuesto de egresos, permitiendo con la distribución del dinero que se siga brindando un pésimo servicio en el Instituto Mexicano del Seguro Social, que sigan siendo muy altas las tarifas que pagamos los habitantes de la frontera por el consumo de energía eléctrica y que siga aumentando el tremendo rezago que existe en las ciudades fronterizas en materia de urbanización.

Por eso retomo mi comentario inicial y hago un exhorto a los lectores para que participen en la tarea de vigilar a los legisladores. Hagámoslo con los miembros de la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión (diputados federales) y también con los diputados al Congreso local, con esos que a partir del primero de enero estrenaran fuero y charola.

Y para cumplir con la recomendación que indica “diciendo y haciendo”, les comento que empezare con mi diputada, la representante del segundo distrito de Tamaulipas, con la suplente (en funciones) de Everardo Villarreal, con la dama que todavía el año pasado trabajaba de cajera en la COMAPA de Reynosa, con la suertuda que hoy disfruta de “una sia en el curul”, como dijo Chuyito Cantú.

Laura García Dávila es la susodicha diputada federal… y de entrada les comento que no es de malos bigotes, y que no tiene una oficina de gestoría, representación o como quiera usted llamarle.

En resumen les digo que acepto el reto de adoptar a mi diputada….

Que perdido anda el Oscarito