jueves, 20 de octubre de 2011

Oscar Pérez Inguanzo

Tangente
Por Oscar Díaz Salazar

Un amigo que cambio su residencia de Tamaulipas y abandonó el oficio político que acá ejercía, para convertirse en bussinesman en el Valle de Texas y miembro distinguido de la comunidad indu (de indocumentados) me platicó que desde mediados del 2010 el C. Oscar Pérez Inguanzo radicaba en los yunaited esteits

Desde más de medio año antes de concluir el trienio para el que fue contratado por los electores tampiqueños para ejercer el cargo de presidente municipal, el edil del mostacho abultado ya había abandonado la ciudad cuyo gobierno le fue confiado.

El entonces alcalde tampiqueño frecuentaba los restaurantes de la zona metropolitana de McAllen y no tenia empacho alguno o reserva para comentar que ya no trabajaba -si es que algún día lo hizo – como munícipe, que ya no atendía la chamba a la que llegó como candidato del Partido Revolucionario Institucional.

El ex alcalde priista (y aquí me permito emplear la estrategia de los comunicadores pro priistas, que reiteradamente mencionan la militancia de un político panista, siempre que la información a tratar se relacione con un acto de corrupción o una mala practica en el servicio publico) dejó “tirada” la chamba que le confiaron los ciudadanos de Tampico.

Oscar Pérez Inguanzo decidió poner tierra de por medio, y también el “Rio Bravo”, para no exponerse a la grave situación de inseguridad que se vivía (y aun se vive) en la tierra que mal administró. Decidió huir y ponerse a resguardo de la ola de violencia y la serie de secuestros que en esa temporada sufrieron varios políticos y empresarios de la elite porteña.

Antes de dejar el cargo, Pérez Inguanzo avisó con oportunidad a quien le había otorgado ese trabajo, y no me refiero a los ciudadanos tampiqueños, no hablo (escribo) de quienes solo validaron, haiga sido como haga sido, una decisión que se tomó en otro sitio, por otra persona; Oscar Pérez le informó a Eugenio Hernández que ya no regresaría a Tampico, y aprovechó la oportunidad para pedir instrucciones sobre como, cuando y a quien entregaría los bártulos, a quien cedería la estafeta.

Pensando como siempre en su imagen, por encima del interés de sus gobernados, el Geño le dijo a Oscar Rolando Pérez Inguanzo que un relevo formal en una de las ciudades mas importantes de Tamaulipas, motivado por el temor del edil a sufrir un secuestro, le haría mucho daño a la imagen del gobierno estatal, por lo que las cosas seguirían así como estaban.

Pérez Inguanzo acató las instrucciones de su jefe político para gobernar o administrar o hacerle al loco, sin estar físicamente en Tampico, para simular, para taparle el ojo al macho, fingiendo que convocaba y participaba en las reuniones de cabildo, las mínimas que señala el Código Municipal. Eugenio lo instruyó para que resolviera y diera instrucciones por teléfono y por internet.

Las consecuencias de esa simulación, los resultados de esa omisión, los frutos de su mal proceder ya lo hicieron ingresar a la cárcel. El tiempo nos dirá si el asunto se resuelve con el vomito negro, si se trata de un simple calambre y ajuste de cuentas con su patrocinador, o si es en serio el combate a la corrupción en el actual gobierno

Amigos mutuos me aseguran que el Auditor Miguel Salman es ducho en esto de la revisión contable de los entes públicos… lamentablemente, para el interés de los tamaulipecos, el Contador Salman siempre se ha caracterizado por ser fiel a las instituciones (entiéndase gobierno), por ser un hombre del sistema