TANGENTE
Por Oscar Díaz Salazar
Se cuenta en los desayunaderos de la capital de Tamaulipas, que el Ing. Egidio Torre Cantú, quien será nuestro gobernador en el periodo 2011 – 2016, iba a ser el Secretario de Obras Publicas y Desarrollo Urbano en el gabinete del aun titular del poder ejecutivo, Eugenio Hernández Flores.
La versión indica que el hoy gobernador electo tenia la bendición del clan Cárdenas González, y basta recordar que Egidio Torre fue presidente municipal de Ciudad Victoria, relevando a Enrique junior y concluyendo su trienio, para dar por bueno el argumento del patrocinio cardenista.
Pero tratándose de la ejecución y reparto de obra publica, cuentan los enterados que pesó mas la recomendación del tío del Gobernador y gurú de los constructores victorenses, Antonio Carlos Valdez, para conseguir del sucesor de Tomas Yarrington, la promesa de poner en manos del Ing. Civil, Torre Cantú, la Secretaria a cargo de la obra publica.
El compromiso de hacer titular de la SOPDU al futuro mandatario tamaulipeco, en el arranque del sexenio de Eugenio Hernández, se canceló tras la presentación de las facturas por los servicios prestados en la campaña eugenista, del poseedor de uno de los capitales emergentes – sexenales – mas fuertes de nuestro estado, el también constructor Fernando Cano.
El contratista favorito de Tomas Yarrington, el poseedor de una cuantiosa fortuna, el presunto testaferro del ex gobernador matamorense, el padrino de muchos de los políticos vigentes en este momento, el acaudalado financiador de los candidatos del PRI y patrocinador en su momento del actual gobernador, el señor Fernando Cano, solicitó como pago a sus servicios, que la chamba de jefe de la SOPDU se le diera al tampiqueño Alberto Berlanga Bolado… un autentico desconocido en el servicio publico, en el momento de recibir su nombramiento.
Pesaron más los pesos y los dólares del nuevo millonario sexenal, que la recomendación del pariente, que la sugerencia del veterano de la política y la obra pública, que la opinión bienintencionada del familiar al que recurrió el gobernador al principio de su carrera política para orientar sus decisiones.
Los compromisos con el grupo que le heredó el poder, obligaron al Gobernador a cambiar los planes que tenia en la materia que mejor conocía, por ser esa su formación universitaria y por dedicarse a esa actividad antes de su fulgurante carrera política.
Fernando Cano se le atravesó al Ing. Egidio Torre para frustrarle el máximo sueño de cualquier ingeniero civil (y arquitecto) dedicado a la administración pública y/o la política: ser Secretario de Obras Publicas de su pueblo.
Dicen que la venganza es un platillo que se come frio, y seis años son suficientes para enfriar cualquier comida, mas no bastan para que el olvido se haga presente en la mente de una persona a la que le arrebataron un sueño largamente acariciado.
Con estos antecedentes que he compartido con ustedes, comprendemos la respuesta que le dio el futuro gobernador a Fernando Cano y al sujeto apodado la Conga, cuando le solicitaron una contraprestación por el apoyo financiero brindado al Dr. Rodolfo Torre, para solventar los gastos de campaña.
A los especuladores de la política que seis años atrás desplazaron al futuro titular del poder ejecutivo, les fue requerida la cifra del dinero aportado, para proceder a su reembolso. Acostumbrados como están a cobrarse con altísimos intereses, intereses que son inversamente proporcionales al interés del pueblo de Tamaulipas, Fernando Cano y la Conga se atrevieron a sugerir un trato similar al que tuvieron en este sexenio, un arreglo parecido a ese que tanto dolió y perjudicó al futuro gobernador.
La breve historia que ya trascendió a la clase política y al gremio constructor, registra que el Ing. Egidio les aclaró con firmeza a sus interlocutores, que estaba dispuesto a saldar la deuda de su difunto hermano, que confiaría en su palabra para fijar el monto del adeudo, pero que con ellos, el único trato al que estaba dispuesto a sostener, era proceder al reintegro de su dinero.
Egidio Torre Cantú fue tajante al afirmar que con la Conga y con Fernando Cano, no quería tener mas asunto que el de pagarles lo que aportaron a la campaña.
Este deslinde tendrá por supuesto repercusiones en el futuro. Por lo pronto se pronostica que el ganon de hace seis años, Berlanga Bolado, sea el sacrificado en el altar de la renovación moral, para cumplir con el ritual sexenal del combate a la corrupción.
oscardiaz482@msn.com
Por Oscar Díaz Salazar
Se cuenta en los desayunaderos de la capital de Tamaulipas, que el Ing. Egidio Torre Cantú, quien será nuestro gobernador en el periodo 2011 – 2016, iba a ser el Secretario de Obras Publicas y Desarrollo Urbano en el gabinete del aun titular del poder ejecutivo, Eugenio Hernández Flores.
La versión indica que el hoy gobernador electo tenia la bendición del clan Cárdenas González, y basta recordar que Egidio Torre fue presidente municipal de Ciudad Victoria, relevando a Enrique junior y concluyendo su trienio, para dar por bueno el argumento del patrocinio cardenista.
Pero tratándose de la ejecución y reparto de obra publica, cuentan los enterados que pesó mas la recomendación del tío del Gobernador y gurú de los constructores victorenses, Antonio Carlos Valdez, para conseguir del sucesor de Tomas Yarrington, la promesa de poner en manos del Ing. Civil, Torre Cantú, la Secretaria a cargo de la obra publica.
El compromiso de hacer titular de la SOPDU al futuro mandatario tamaulipeco, en el arranque del sexenio de Eugenio Hernández, se canceló tras la presentación de las facturas por los servicios prestados en la campaña eugenista, del poseedor de uno de los capitales emergentes – sexenales – mas fuertes de nuestro estado, el también constructor Fernando Cano.
El contratista favorito de Tomas Yarrington, el poseedor de una cuantiosa fortuna, el presunto testaferro del ex gobernador matamorense, el padrino de muchos de los políticos vigentes en este momento, el acaudalado financiador de los candidatos del PRI y patrocinador en su momento del actual gobernador, el señor Fernando Cano, solicitó como pago a sus servicios, que la chamba de jefe de la SOPDU se le diera al tampiqueño Alberto Berlanga Bolado… un autentico desconocido en el servicio publico, en el momento de recibir su nombramiento.
Pesaron más los pesos y los dólares del nuevo millonario sexenal, que la recomendación del pariente, que la sugerencia del veterano de la política y la obra pública, que la opinión bienintencionada del familiar al que recurrió el gobernador al principio de su carrera política para orientar sus decisiones.
Los compromisos con el grupo que le heredó el poder, obligaron al Gobernador a cambiar los planes que tenia en la materia que mejor conocía, por ser esa su formación universitaria y por dedicarse a esa actividad antes de su fulgurante carrera política.
Fernando Cano se le atravesó al Ing. Egidio Torre para frustrarle el máximo sueño de cualquier ingeniero civil (y arquitecto) dedicado a la administración pública y/o la política: ser Secretario de Obras Publicas de su pueblo.
Dicen que la venganza es un platillo que se come frio, y seis años son suficientes para enfriar cualquier comida, mas no bastan para que el olvido se haga presente en la mente de una persona a la que le arrebataron un sueño largamente acariciado.
Con estos antecedentes que he compartido con ustedes, comprendemos la respuesta que le dio el futuro gobernador a Fernando Cano y al sujeto apodado la Conga, cuando le solicitaron una contraprestación por el apoyo financiero brindado al Dr. Rodolfo Torre, para solventar los gastos de campaña.
A los especuladores de la política que seis años atrás desplazaron al futuro titular del poder ejecutivo, les fue requerida la cifra del dinero aportado, para proceder a su reembolso. Acostumbrados como están a cobrarse con altísimos intereses, intereses que son inversamente proporcionales al interés del pueblo de Tamaulipas, Fernando Cano y la Conga se atrevieron a sugerir un trato similar al que tuvieron en este sexenio, un arreglo parecido a ese que tanto dolió y perjudicó al futuro gobernador.
La breve historia que ya trascendió a la clase política y al gremio constructor, registra que el Ing. Egidio les aclaró con firmeza a sus interlocutores, que estaba dispuesto a saldar la deuda de su difunto hermano, que confiaría en su palabra para fijar el monto del adeudo, pero que con ellos, el único trato al que estaba dispuesto a sostener, era proceder al reintegro de su dinero.
Egidio Torre Cantú fue tajante al afirmar que con la Conga y con Fernando Cano, no quería tener mas asunto que el de pagarles lo que aportaron a la campaña.
Este deslinde tendrá por supuesto repercusiones en el futuro. Por lo pronto se pronostica que el ganon de hace seis años, Berlanga Bolado, sea el sacrificado en el altar de la renovación moral, para cumplir con el ritual sexenal del combate a la corrupción.
oscardiaz482@msn.com