Por José Benjamín Tamez
La jauría de tiburones de azul y blanco que están al acecho de la Senaduría son los que empujan en franca huída a la Delegada de Sedesol en Tamaulipas, Lucía Irene Alzaga Madaria.
Hay dos grupos confrontados que aspiran a la misma posición y dada la equidad de género, también las aspiraciones, favorecería obviamente a la dama, mas su peso político no está soportado en un capital y las dos especies: blancos y azules se lanzan con todo contra la funcionaria federal para desprestigiarla e incluso promover su salida para que se vaya al anonimato.
El 2006 fueron favorecidos José Julián Sacramento Garza y Alejandro Morales, ambos del norte: Matamoros y San Fernando, respectivamente.
El fallecimiento de Morales derivado de la regañitona que le diera Felipe Calderón por trasladar a Cabeza de Vaca su agenda presidencial, permitió a Lázara Nelly ascender a la titularidad.
En ese entonces se olvidaron de la equidad de género, pero como está de moda y requieren el espacio para fomentar la participación de la mujer en las actividades cívico políticas electorales, como decisión ya tomada, mas los indicadores del posicionamiento de Lucía Irene, la convertían en amplia favorita para ser la candidata de la primer fórmula.
La guerra mediática se dio con su alta dosis de fango y le endosan acciones ilegales que supuestamente se desprenden de la auditoría realizada por funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social de la Federación.
Hay antecedentes sobre irregularidades detectadas pero endosadas a dos de sus colaboradores a los que separaron desde Agosto del año pasado y a quienes no se les ha fincado responsabilidad para no desprestigiar o afectar la imagen del PAN.
Lucía Irene no se identifica con ninguno de los grupos en pugna y eso la convierte en la presa ideal para que los denostadores se beneficien con el reparto de las posiciones y se echen el volado para ver quien queda en la primer fórmula.
Una muestra clara de la cohesión que existe entre los legisladores federales y el gobernador del Estado, Egidio Torre Cantú, fue no la reunión efectuada, sino la petición que el ejecutivo les hiciera para que apoyen e impulsen los programas que conlleven el desarrollo de Tamaulipas.
Amira Griselda Gómez Tueme desde el Senado, Baltazar Manuel Hinojosa Ochoa, en su calidad de coordinador de la bancada priísta en el Congreso de la Unión, además de la participación de Felipe Solís Acero, Cristabell Zamora, Pepe Rábago Castillo, Laura Felícitas García Dávila, Edgar Melhem Salinas, Alejandro Guevara Cobos, Carlos Flores Rico, Mercedes del Carmen (paloma) Guillén Vicente, en conjunto establecieron el compromiso de respaldar al gobierno de Tamaulipas.
Entre los ejes rectores del programa de gobierno que inicia a desarrollar el Ayuntamiento de Reynosa, encabezado por el joven profesionista Jesús Everardo Villarreal Salinas, omite uno muy importante: la transparencia.
Mas, lo considera una prioridad y reflejo de sus buenas intenciones, que por escrito solicitó a la Contraloría General del Estado que lleven al cabo una auditoría permanente de las dependencias de la administración a fin de que se haga buen uso de los recursos y se cumpla a satisfacción con el compromiso empeñado con la sociedad de Reynosa.
Un antecedente similar ocurrió en la entonces Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (coapa) de Reynosa, en donde la Gerente General del organismo hizo similar solicitud a la Contraloría General del Estado a grado tal que cuando Manuel Cavazos Lerma la removió del cargo para proyectar la imagen de Oscar Luebbert Gutiérrez para la presidencia municipal, no había notas rojas ni acciones de que lamentarse; simplemente, cuentas claras.
Pero eso si. El 50 por ciento del ingreso diario paraba en una cuenta especial que tenía Cavazos Lerma y con recursos de Coapa de Reynosa se financió el acueducto de 42 kilómetros de Méndez.
Con el excedente se pagaban la nómina, reactivos, mantenimiento de las plantas, medidores, energía eléctrica, combustibles, papelería, créditos del Fifapa 1 y 2, así como otro de Banobras, aparte de adquirir una flotilla de camionetas para transportar al personal hacia los centros de trabajo y dejar encarrilado un crédito de 83 millones de Pesos con el Banco Mundial que se esfumaron con Luebbert y Luis Gerardo Higareda.
Everardo tiene la firme intención de realizar una administración donde se cumpla con todos los compromisos signados durante su campaña y que los fondos públicos se ejerzan no tan solo en forma eficiente, sino óptima.
Las partidas destinadas por el presupuesto anual se van a aplicar conforme a lo autorizado por el Congreso del Estado y las federales (etiquetadas) tendrán un destino cierto, validado en la claridad y la certidumbre que genere la Contraloría General del Estado.
Tácitamente, los informes trimestrales que entregue el municipio a Contaduría Mayor de hacienda del Congreso del Estado estarán avaladas por la Contraloría y lo que sigue es mero trámite.
El pasivo heredado solo se podrá empezar a liquidar tan pronto fluyan los recursos de los fondos federales que están pendientes de ser entregados.
Si Reynosa debe algo al gobierno del estado, ya lo dijo el Secretario de Finanzas, Alfredo González Fernández, le será deducido de las participaciones en forma prorrateada hasta su cabal cumplimiento.
Sobre el particular no se tiene conocimiento, mas está a la vuelta de la esquina que la Contraloría del Estado y Contaduría Mayor de Hacienda den a conocer el número de municipios que tienen adeudos y las inconsistencias en la entrega recepción.
Por cierto que Everardo Villarreal puso en muy buenas manos el traslado de personas y menaje de casa hacia las modestas pero mejores residencias que donara Banorte a los ocupantes de predios irregulares y zonas de riesgo.
La encomienda fue hecha a José Luis Amaro Carrizales, el que cumple a satisfacción en jornadas y no en horarios administrativos las instrucciones que le diera el Presidente Municipal.
Legalizar el 90 por ciento de los predios irregulares durante la pasada administración es un antecedente que deja en claro su capacidad de trabajo, de convocatoria, conciliación y la convicción que tiene en servir con lealtad a las instituciones y a la sociedad.