Visión Empresarial
Por Jorge Pensado
En la reciente elección para elegir gobernador de Coahuila, a pesar de las descalificaciones, videos donde se da cuenta pública del latrocinio que la Familia Real de esa entidad ha cometido y del pataleo panista, ineludiblemente ganó Moreria, o mejor dicho la familia Moreira,… perdió Coahuila, pero aún peor, perdió México y lo alarmante es que todos lo sabemos, todos estamos consientes de cómo gobernó Humberto Moreira en esa entidad en los últimos años y de lo mucho que perjudica al país.
Los mexicanos como sociedad en su conjunto perdemos con este nuevo modelo de elecciones que ha implantado el PRI y que el resto de los mexicanos hemos avalado.
En nada ayuda a democratizar al país, la ausencia de democracia dificulta la estabilidad que permite generar el entorno social, político y económico que garantice la inversión y la seguridad de los capitales, así como la creación de más fuentes de trabajo.
En nada coadyuva a la competitividad, en nada contribuye a generar paz social, de nada sirve que quien es elegido se sienta todo poderoso, en nada contribuye que quien ganó le deba el puesto al gobernador que lo impulsó bajo su estructura política, desde luego alimentada con el dinero público.
En nada ayuda que no exista una sana competencia política, en nada contribuye que todos los ciudadanos de una entidad tengan claro que la palabra del gobernador es ley.
En nada contribuye que recibamos por miles correos que inviten a votar, a participar, si no nos convence ninguna opción y sabemos que todo seguirá igual, en nada ayuda que sólo vía los partidos políticos se pueda accesar al poder.
Como reflexión de los resultados de la reciente elección en varias entidades de la república para elegir gobernador podemos fácilmente estar de acuerdo en que;
El PAN perdió el apoyo de la clase media.
El PRD, salvo el Distrito Federal y algunas muy pocas otras entidades, no tiene presencia y músculo, y de lo que le queda, falta por ver los resultados en Michoacán, cuna de don Cuauhtémoc Cárdenas, a finales de este año.
Que solo en las entidades donde gobierna el PRI , como por magia, los resultados que le favorecen se dan por 40 y 30 % de diferencia, y que no sucede lo mismo en elecciones donde gana el PAN o el PRD que con dificultad pueden sostener una ligera diferencia, coincidentemente donde no gobierna el PRI.
El PRI será a partir del 1º de diciembre de 2012 el nuevo inquilino de los Pinos si el PAN no cambia su estructura mental y hace algo diametralmente diferente que recupere la confianza y el voto de la clase media que conforma la mayoría del país , pero sobre todo si no convence a los jóvenes.
Que ni una alianza de todos contra el PRI podrá ganar contra la operación “carro completo” que ha implementado en las elecciones donde gobierna el tricolor.
Que será la elección presidencial del 2012 extremadamente aburrida si de entrada sabemos quien ganará y estamos claros que la elección es de mero trámite.
En la lógica priista , de manufactura tamaulipeca, donde el modelo Tamaulipas hoy se replica en el resto del país, con operadores entrenados en la entidad y supervisados por los mejores alquimistas electorales, para que no se tenga riesgo de judicializar la elección, para que nadie pueda sembrar la duda de la ilegalidad y si lo hace parezca que está demente, se debe ganar por el mayor margen posible, aun sin guardar las formas.
Pero sobre todo y tras los resultados tan cerrados de la elección presidencial del 2006, se debe arrasar, sin importar el gasto o lo que se tenga que hacer, legal o ilegal, para que ningún medio pueda impugnar absolutamente nada.
Hoy el fraude es mayúsculo, es de una proporción tan inimaginable que parece irreal, perverso y tan mecanizadamente estructurado que puede caerse o rayar fácilmente en el absurdo, pero es infalible y está más que probado.
Son las reglas que los propios partidos implementaron pero que están arrastrando al país en una espiral de más desigualdad y pobreza que a la postre cobrará la factura.
Creo que por ser elecciones con un amplio espectro nacional, hasta se le paso la mano al PRI y hará que los partidos perdedores pronto traten de cambiar las reglas, ya que estas son claramente inequitativas.