lunes, 4 de julio de 2011

“Indignación ante la desigualdad”

Visión Empresarial
Por Jorge Pensado

“Las cosas no pueden seguir así”, señaló el médico cirujano, saltillense de nacimiento y Rector de la UNAM, Don José Narro Robles, en un acto público en el que mencionó que México debe indignarse ante los persistentes problemas de pobreza, desigualdad e injusticia.

El Rector siempre crítico, aseveró que es tiempo de tomar la decisión de “resolver algunos de los problemas de siempre para emprender los grandes cambios”, así mismo, aseguró que al igual que miles de jóvenes que participan en España en el llamado M-15 o movimiento de los indignados, en nuestro país “conviene sacudirse, molestarse e indignarse, y al mismo tiempo hacerlo con lo que ellos están encontrando, el antídoto para eso: con la ilusión”.

Agregó que frente a las condiciones de pobreza de un sector de la población y la falta de oportunidades para miles de jóvenes que no pueden estudiar ni trabajar, “uno piensa que ya es tiempo de que México emprenda los grandes cambios y tome grandes decisiones”.

“Los problemas de pobreza, ignorancia e injusticia por desgracia siguen acompañando a México en la segunda década del siglo XXI”.

México, indicó, debe cambiar. “Pensar en los asuntos de fondo en los que todos debemos contribuir y hacer lo necesario para comprender que el estado de cosas y la forma de actuar no puede seguir siendo la de siempre”.

“No se pueden mantener los mismos niveles de pobreza y desigualdad. Nuestro país merece un destino mejor.”

Al respecto, el rector enfatizó que es necesario resolver problemas coyunturales como la inseguridad, pero también construir un entramado de derechos sociales que “no estén sólo plasmados, sino que se cumplan y sean efectivamente reclamables para los ciudadanos”. Es necesario un marco jurídico “mucho más consistente entre el deber ser y lo que sucede en realidad”.

La voz del Rector y la de otros analistas hacen pensar que nuestro país no tiene solución, pasan gobiernos, cambia el partido político en el poder y los problemas persisten o se agravan.

El tejido social, que tanto se ha mencionado pomposamente por nuestros políticos en últimas fechas está completamente distorsionado, producto de años de impunidad, corrupción, desigualdad, pobreza en consecuencia y pérdida de valores.

Un país en el que decir la verdad se reprime o se castiga política y socialmente a quien la señala, una nación en donde los políticos se encubren sus robos, desfalcos o abusos de autoridad, una sociedad que en la búsqueda de las migajas deja a los políticos en turno hacer lo que quieran, un sistema educativo que alienta a los maestros “grillos” en lugar de premiar a quienes entregan buenas cuentas a los padres de familia, un país que alienta el soborno y la corrupción, una nación que empuja a que los niños prefieren ser narcotraficantes antes que tener una profesión honesta, un Estado que obliga y estimula económicamente para que los medios de comunicación ensalcen lo que debe ser la obligación de un funcionario público en turno en lugar de alentar las nobles causas sociales y lo que en realidad es su objeto social, un país en el que el voto se intercambia por miedo, pobreza, una dadiva o por costumbre esta inevitablemente destinado al fracaso y a la mediocridad, así como se expone a que surjan levantamientos sociales o de inseguridad, ya que se le dieron vuelta a los principios básicos que sostienen el entramado social y que rigen una sociedad creativa, responsable y moralmente respetuosa de los principios y valores.

La desgracia mayor es que todos sabemos que estamos mal y nadie hace nada al respecto, cada quien defiende lo suyo, sin importar si aplasta, roba, se corrompe o se hace cómplice de un sistema disfuncional o de algún político en turno, todos criticamos lo corrupto que es el próximo sin detenerse a pensar lo que uno hace, sin importar las consecuencias de sus actos porque sabemos no tendrán repercusiones.

En otro orden de ideas, afortunadamente llovió en la región e iniciamos un segundo semestre con el ánimo elevado a consecuencia de las esperanzadoras lluvias, pero sobre todo, porque pareciera que las medidas ultimas tomadas, a pesar de los altos costos por el Gobernador parecen estar dando resultado, por lo menos ya puede uno salir con más confianza en esta ciudad capital, lo que no es igual en las carreteras, donde persiste la falta de seguridad, retenes y elementos que den confianza, y con el respeto debido para quienes si hacen su tarea, aún vemos que las pocas patrullas de la Policía Federal, División Caminos, que vigilan la carretera a la frontera , extorsionan a transportistas y paisanos y a quien se deje sin mediar consideración alguna, sin importarles que desprestigian a toda una institución que está haciendo enormes esfuerzos por cambiar de fondo.