lunes, 18 de julio de 2011

PEMEX – Universidad

Tangente
Por Oscar Díaz Salazar

Como hidra de mil cabezas, se multiplican los casos de corrupción en Petróleos Mexicanos, la paraestatal en la que ha fallado rotundamente la premisa de que con la privatización - de facto - experimentaría un proceso de crecimiento, desarrollo y saneamiento en su operación y sus finanzas.

La batalla frontal contra el sindicalismo injerencista y corrupto que encarnaba el maderense Joaquín Hernández Galicia, emprendida por Carlos Salinas de Gortari en el arranque de su sexenio como presidente de la Republica, solo sirvió para que la riqueza de los hidrocarburos, que en teoría son de la patria, pasara de las manos de la Quina y sus secuaces, a las arcas y los bolsillos de los mismos vívales de siempre, que ahora se escudan y hacen negocios con la fachada de la iniciativa privada y la careta de empresarios.

Los desencuentros de la Quina y Salinas iniciaron desde un sexenio antes de que el político de Agualeguas, se acomodara la banda presidencial sobre su pecho, con el intento del tecnócrata Secretario de Programación y Presupuesto del presidente De la Madrid, de quitarle al Sindicato Petrolero el derecho, instituido en el contrato colectivo de trabajo que normaba la relación de PEMEX y sus trabajadores, a un dos por ciento del monto de los contratos que la empresa petrolera establecía con sus contratistas y proveedores.

Ese dos por ciento que acaparaba el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la Republica Mexicana, sino en su totalidad, si una parte, lo palpamos y lo disfrutamos los habitantes de las regiones donde opera PEMEX, tanto en calles pavimentadas, tiendas de consumo en las que se adquirían productos a precios mas baratos que en las tiendas particulares, escuelas, centros recreativos, instalaciones deportivas etc., etc.

Hago remembranza de una historia que parece muy lejana, de una época que tuvo su principio del fin el 10 de enero de 1989, con el encarcelamiento de Joaquín Hernández Galicia, posterior al montaje que realizó el gobierno salinista en la residencia del líder petrolero, para fabricarle delitos que lo mantuvieron varios años en la cárcel. Comparto estos recuerdos para poner en perspectiva una situación similar, que se presenta en la actualidad en Petróleos Mexicanos, en donde se lucra con una cifra superior al dos por ciento de algunos contratos de la empresa.

En la versión moderna del lucro con los contratos, no interviene el STPRM. El negocio ahora se ampara con algunas instituciones de educación superior, en las que sus directivos han permitido, tolerado, consecuentado e incluso buscado, la renta de las siglas y el prestigio de las escuelas que dirigen.

Con el argumento del desarrollo social y del apoyo a las comunidades donde opera la paraestatal, se han otorgado contratos, sin licitación o concurso, a instituciones de educación superior, para la ejecución de diversas tareas, principalmente labores de supervisión en materia de construcción, seguridad industrial, cuidado del medio ambiente, saneamiento de aguas residuales y control de calidad, entre otras.

En teoría se trata de un esquema impecable, en el que se consigue el beneficio para todos los involucrados. Estamos frente a un modelo ganar – ganar, dirían los gurús de la alta administración y la calidad. En la practica lo que sucede es que la Universidad solo renta las siglas para que un particular, en ocasiones un catedrático o un directivo, y a veces personas completamente ajenas a la escuela, facultad o instituto, haga negocio con PEMEX.

La comunidad universitaria no participa, no hay creación ni transferencia de tecnología, no se consigue la vinculación escuela - empresa, no hay beneficio palpable para la comunidad universitaria, no funciona el esquema como preparativo de los estudiantes para ingresar a laborar en PEMEX.

Un particular le renta las siglas a la universidad o instituto tecnológico, y su vinculo y compromiso con la institución educativa no va mas allá de pasarle una iguala, por debajo de la mesa, a las autoridades educativas y reportarle un magro ingreso a la tesorería de la institución educativa, un ingreso que en promedio se ubica en el 25 por ciento de las ganancias del contrato, luego de descontarle los altísimos costos registrados por el ¨Broker¨ que regentea el contrato.

Y no crea usted que en este generoso negocio en el que participa PEMEX, algunos afortunados y las siglas (única y exclusivamente el membrete) de algunas universidades, se involucran solo las escuelas particulares, las universidades patito o las escuelas de mas reciente creación, no, en este negocio participan las instituciones de educación superior, las universidades autónomas y las escuelas de gobierno mas grandes y de mayor prestigio en el noreste del país.

Recientemente se publicó en el periódico El Norte de Monterrey, un reportaje con los pormenores del caso de unos trabajadores que laboraban al servicio de un directivo de una facultad universitaria del vecino estado, en la ejecución de un contrato PEMEX – Universidad, a los cuales se les regateaba el pago de las prestaciones laborales que indica la ley.

El sujeto miserable que alquiló las siglas de la Universidad, les hizo firmar a los trabajadores, a quienes daba el trato de empleados, el documento de ingreso a una cooperativa, con el objetivo de no pagarles prestaciones, ni siquiera las mínimas que señala la ley federal del trabajo.

Así se las gastan estos individuos que sin tener que pelear por la dirigencia sindical como la Quina, sin tener que lidiar con miles de agremiados, sin enfrentarse a las autoridades, están haciendo inmensas y repentinas fortunas, escudándose en las siglas de una institución educativa.

Esto por supuesto que es tolerado por los altos Directivos de Petróleos Mexicanos. Si cobran un porcentaje por las obras que se licitan, por las obras y suministros que se asignan a la mejor propuesta que participa en el concurso respectivo, con más razón se pide una tajada a los beneficiados con contratos que se entregan por asignación.

Como ocurre frecuentemente, los crímenes y las acciones mas reprobables, se llevan a cabo con el camuflaje que ofrecen las causas mas nobles, ¿y que institución puede existir que le compita en nobleza a la educación?, ¿quien duda de las universidades?, ¿quien se atreve a oponerse al beneficio de la educación superior?

¡No te acabes PEMEX!

oscardiaz482@msn.com

Reynosa, Tamaulipas a 17 de julio de 2011